Estamos de nuevo en Portugal en una pequeña quedada de fin de semana compartiendo ruta con algunos exploradores de este país. Llevamos ya unas cuantas visitas y ahora nos detenemos a un lado de la carretera para inspeccionar una vaya oxidada. No es fruto de la casualidad, nuestros compañeros ya tenían el lugar marcado vía Google maps como posible lugar abandonado y ahora toca ver de que se trata.
La verja se abre sin problema, el obstáculo para llegar a la vivienda es sin duda la maleza. Parece ser que estamos accediendo por la parte trasera y aunque es algo incomodo es mas seguro. Al cabo de unos cien metros ya estamos a las puertas de la villa.
Uno de nuestros compañeros da con un acceso por el que se cuela y finalmente nos abre para que pasemos los demás. El interior de la vivienda no da pistas sobre la época de su ultimo uso y su decoración tampoco revela una edad o estilo concreto. Algunas zonas tan solo están cubiertas de polvo, otras dejan ver humedades bastante serias. Encontramos en el suelo de la entrada algunas cartas y publicidad con lo que podemos deducir el tiempo que hace que nadie entra en ese lugar.
Como ya he dicho, pasando por alto las humedades la vivienda familiar esta en buen estado, hay muchos muebles de corte clásico aunque se echa en falta el típico piano. Tiene una buena cantidad de habitaciones en la segunda planta y la buhardilla algunas de ellas con literas. Esto nos da la clave para entender que probablemente se trata de una residencia de verano.
No hay que indagar mucho para dar con una capilla, algo común en estas quintas. El piano mencionado antes termina por aparecer, solo que se encuentra en la zona sin techo de la villa y esta completamente podrido al igual que los sillones y el resto de mobiliario de esa parte de la vivienda.
Ha sido un hallazgo cuanto menos interesante que nos ha tenido ocupados un buen rato. Como siempre dejamos todo como estaba y nos ponemos en marcha para la siguiente exploración.
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