Hacia ya casi dos años que no subíamos nada de temática industrial al blog. Realmente lugares de este tipo hay muchos pero rara vez esconden algo interesante o realmente antiguo. Lo que encontramos por lo general son grandes espacios vacíos relativamente nuevos y desvalijados a mas no poder que, aunque siempre nos paramos a hacer una visita, no hacemos muchas fotos y rara vez lo subimos por que pensamos que para nuestros lectores carece de interés.
Pero de vez en cuando aparecen cosas como esta fábrica textil, tan solo tocada por el paso de los años, las filtraciones del tejado y repleta de máquinas con esa esencia de decadencia pura como realmente nos gusta. Eso si, este sitio esta en Italia, hoy es nuestra ultima jornada de viaje y el anterior lugar visitado se nos ha caído por estar vigilado, así que tenemos muchas ganas de conseguir entrar a este lugar.
Aparcamos al lado, pero la cosa en un principio no pinta nada bien. La fábrica se encuentra en el centro de la localidad rodeada por una valla, con una calle con bastante movimiento frente a la entrada principal y al lado de un parque con edificios altos donde se nos ve perfectamente. Para rematar la jugada hay una persona dentro del patio de la nave.
Mientras comemos algo o fumamos vamos viendo con disimulo lo que ocurre tras la valla. Por ejemplo nos percatamos que la persona de dentro esta cargando una camioneta con el nombre de la localidad y descubrimos que el ayuntamiento usa las cocheras de la fábrica abandonada para guardar herramientas. Otra persona entra a hablar con la primera, los dos llevan el mismo traje de trabajo, después se suben a la camioneta y se marchan. Esta es la nuestra. ¡Pero no! La camioneta aparece al minuto el el mismo lugar donde estamos aparcados, perece que es el ayuntamiento, hay un chico en un balcón mirando y de una biblioteca comienza a salir gente. Otro cigarro y unas patatas fritas para continuar con la espera.
Finalmente la cosa se calma, hemos tenido tiempo de localizar algunos agujeros en la valla y es cuando Chenko y Mario se cuelan dentro para hacer la previa, y en poco tiempo encuentran una puerta abierta. Sevilla y yo cruzamos corriendo el patio en cuanto vemos que es seguro y nos plantamos dentro también. ¿Nos habrán visto? Ya poco importa, ahora tenemos que aprovechar el tiempo por si alguien viniera a sacarnos.
Subimos por las escaleras que conducen a la oficina y por otra puerta abierta llegamos a la zona de la fabrica. ¡Bien! Solo un ultimo detalle, estamos en una zona demasiado alta pero a algún buen compañero se le ocurrió colocar una escalera para bajar.
El suelo de la nave esta cubierto por un barro verdoso y resbaladizo que dificulta el movimiento, así que en algunas zonas nos movemos como pinguinos. Al margen de esto el lugar es impresionante, esta repleto de máquinas y detalles polvorientos que fotografiar, las inundaciones producidas como delatan las paredes, han moldeado un escenario de oxido y decadencia que nos encanta. Y ahora a explorar.
Los primero que llama la atención dos hileras de máquinas de coser que se quedan en nada comparadas con el resto de artilugios que vemos por allí. Como las dos enormes máquinas que fabricaban los torsos de las prendas, máquinas circulares para mangas, máquinas para bordados, planchas industriales, hiladoras enormes y otras tantas cosas que no sabíamos su utilidad.
Ya llevamos un buen rato dentro y no ha ocurrido nada así que nos relajamos y con calma, poco a poco vamos viendo los detalles del lugar, tomando las fotos y explorando cada rincón, aun tenemos tiempo y la luz que entra por el techo es bastante buena, aunque algunos no la aprovechamos como se debiera jejeje.
Cabe decir que tanto por la maquinaria, los catálogos y por las
prendas que encontramos dentro de ella, la fábrica debió cesar su
actividad a mediados de los ochenta, aunque esa es nuestra hipótesis. Con las humedades y el polvo reinante parece que lleva incluso mas tiempo cerrada. Aunque lo mejor de todo es que no hay signos de saqueo o vandalismo.
Revisamos también algunas habitaciones y almacenes para encontrar un pequeño pero completo banco de herramientas intacto, la zona de carga y descarga y una sala un una estantería llena de revistas, donde curiosamente encontramos en una de ellas un articulo acerca de esta fábrica en cuestión.
Así termina nuestro ultimo día de urbex por Italia, ahora tan solo nos queda conducir para acercarnos lo mas posible al aeropuerto, ya que nuestro amigo Sevilla se vuelve mañana a España, aunque aun nos queda una ultima incursión, tal vez la mejor de todas...