jueves, 7 de mayo de 2015

El palacio de Humphrey

   Urbex en ayunas.

 Nos encontramos de nuevo en Portugal, concretamente unas horas después de dejar atrás la American radio station.  En principio la idea era pasar la noche allí por ser un lugar apartado y tranquilo, pero sinceramente a algunos nos dio bastante mal rollo, a mi principalmente, así que finalmente nos pusimos en marcha y después de cenar algo en el parking de un supermercado se propone la idea de seguir adelante hasta el siguiente punto de la ruta y dormir allí.
   Una bodega palaciega en mitad del campo y en medio de la noche puede no ser el lugar mas acogedor del mundo, pero al final resultó el sitio mas cómodo y discreto para dormir.
   Tras un par de jugarretas del gps y algún camino mas que complicado encontramos una vieja carretera que nos deja justo en la puerta.






   De hecho el lugar era tan grande, escondido y accesible que podríamos haber dejado el coche dentro, aunque preferimos dejarlo en el camino por si acaso. Sacos de dormir, cámaras y algo para beber es lo único que necesitaremos esta noche, la cual se presenta con una pequeña tormenta.


   Estamos en un patio rodeado de edificios y buscamos con las linternas alguna entrada al edificio principal, no tardamos en dar con el y descubrir que tiene un aspecto demasiado bueno. Mas tarde descubriríamos que esa parte fue reformada no hace mucho. Damos una vuelta explorando un poco lo que por la mañana fotografiaríamos y reunimos algunos colchones en buen estado en una habitación de la buhardilla muy confortable, seca y que podíamos cerrar a nuestro antojo.

Una enorme foto de Humphrey Bogard en un sótano.

   De la noche no mucho mas que contar. Nos tomamos algo, nos echamos unas risas y observamos como pasaba la tormenta asomados al gran ventanal de nuestra recién adquirida habitación. De vez en cuando un rayo iluminaba la gran finca dejando entrever que la mañana siguiente iba a ser entretenida. Algunas tomas nocturnas y a dormir, sin incidentes salvo por una gotera que apareció subitamente perturbando el sueño de alguno.



   Ya por la mañana y con buenas expectativas comenzamos la exploración del lugar. La primera impresión, lo abrumador que resulta en cuanto a tamaño y también un cierto desasosiego por no haber desayunado aun...
   Como ya dije una entradas atrás, en el país vecino es común encontrar abandonados este tipo de lugares: grandes viviendas de aire palaciego con su correspondiente bodega, pero en este caso hemos batido récords en lo que a tamaño se refiere.


   Comenzamos explorando una gran nave con pequeños ventanales de vidrio de colores y nos llama la atención las grandes fotos con motivos vinícolas que hay en las pareces y que resultan ser de una especie de feria o muestra de vinos celebrada en 2003.




   En la parte opuesta del patio otra edificio de características similares al que acabamos de visitar, pero sin nada mas interesante que un adorno en la entrada con un año inscrito, probablemente el año en que se construyo.




   Almacenes repletos de barriles vacíos de diferentes tamaños, botellas y cajas de vino con el nombre de la bodega en cuestión.



   En el patio me llamaron la atención estos dos barriles gigantescos en donde podríamos caber sin problemas las cinco personas que estábamos allí esa mañana.




   Encontramos también corrales y establos para ganado, bien equipados con maquinas para moler grano, transportar heno y no sabría decir cuantas cosas mas. esta era la parte mas ruinosa de la finca sin duda aunque no entrañaba peligro alguno.




   Rodeamos el palacete por lo que fue un jardín de setos, que en sus buenos tiempos y con las podas necesarias debió de ser bastante bonito, ahora su estado es un tanto salvaje.  Por un camino franqueado por palmeras descubrimos entre bastante maleza una piscina la cual dejamos para luego, ahora nos centramos en un pequeño edificio mas apartado que el resto, el cual parece una capilla.



   Efectivamente, no podía faltar una capilla en un lugar así, aunque esta es bastante mas simple y austera y con cierto toque moderno, si la comparamos con lo que acostumbramos a ver.



   Ahora volvamos a la piscina. Como cabria esperar el agua esta sucia y el fondo lleno de algas. Descubrimos cerca un gran pozo con el típico sistema de tracción animal para sacar agua, ¿tal vez para llenar la piscina? Ademas detrás de este dimos con un pequeño paseo con bancos y barandilla de piedra y un muro con azulejos pintados con motivos típicos de la vendimia y las labores del campo.






   Volvemos por el camino de palmeras al palacio por su entrada principal. Lo hemos dejado para el final pues sabíamos que era lo que mas tardaríamos en explorar completamente.




   Como ya he dicho antes nos dimos cuenta de que el lugar había sufrido una reforma importante o tal vez una restauración. Las molduras y frescos de las paredes se veían en muy buen estado, mas de lo que cabria esperar, y aunque le daban un aspecto señorial a cada estancia carecía del encanto propio de la decadencia de un lugar abandonado. Aunque no por esto dejamos de disfrutar de la visita que habitación tras habitación nos impresiona cada vez mas.
   El lugar por cierto estaba vacío de mobiliario y otros elementos, uno de nosotros, no recuerdo quien explicó que le contaron que no hace mucho y aprovechando la situación apartada de este lugar, algunos amigos de lo ajeno, o tal vez los dueños metieron un par de camiones y los cargaron con todo lo de valor que podría haber en la finca.


La cocina también había sido remodelada pero con el cierto mal gusto de colocar un pequeño horno antiguo de hierro dentro de una gran chimenea donde no pegaba nada.





   Cada habitación tiene su propio diseño de molduras y adornos en los techos y sin duda esto es lo mejor a mi juicio que podemos disfrutar en cuanto a detalles se refiere.




   La puerta del hall de madera y tapizada en cuero creo que era de los pocos elementos originales que conservaba el palacete, las columnas y los frescos de las paredes eran prefabricados.






   Después de un par de horas cargamos nuestras cosas y nos vamos con cierta sensación amarga de que el lugar podría haber dado mucho mas de si si hubiéramos llegado meses antes. Por suerte esa amarga sensación se me pasará en cuanto me tome mi café y  mi tostada  ;).


                                                               Hasta la siguiente!