Perdidos por carreteras secundarias, disfrutando del paisaje natural que Galicia ofrece nos topamos con este lugar. Las señales son inequívocas, por esta zona huele a abandono, claro que tampoco vamos a dar pistas sobre esta localización.
Paramos a echar un vistazo, el lugar esta desierto y todo parece cerrado. A través de los cristales y los agujeros de las ventanas se pueden ver cantidad de cosas interesantes pero inaccesibles. Seguimos probando hasta darnos cuenta que uno de los edificios tiene algunas huellas de botas bajo una ventana, probamos a levantar la hoja de madera hinchada y... ¡Bingo!
Estamos dentro de un baño, solo hay oscuridad y un penetrante olor a humedad propio de los lugares cerrados, aunque en este caso se acaba de batir un récord.
Goteras, manchas de humedad, hongos y musgos han dado forma a este lugar durante los últimos veinte años. Cualquier pieza metálica que encontramos tan solo es una replica en oxido de lo que algún día fue o simplemente se han convertido pequeños amasijos de color naranja esparcidos por cada una de las salas que visitamos.
El verde y el negro son los nuevos colores que alegran las oscuras estancias que recorremos con máximo cuidado, ya que para hacer nuestra visita mas interesante esta pequeña pensión esta construida en su mayor parte en madera. Madera húmeda y en ocasiones podrida la cual tentamos antes de dar un nuevo paso por el suelo.
Una de las salas mas peligrosas resulto ser este salón que tras poner un pie dentro el suelo comenzó a doblarse. La solución fue simple: un par de pasos hacia a tras, una pequeña carrera y un salto. Parece que valió la pena, al menos a mi juicio ya que dentro encontramos una antigua radio, que aunque estaba completamente podrida aun conservaba su forma y su encanto.
Linterna en mano exploramos una a una el resto de las estancias, las fotos se hacen complicadas ya que aunque esta vez me he acordado de traer el trípode me he dejado la zapata que se usa para enganchar la cámara, algo corriente en mi como bien sabéis los mas allegados ;)
La despensa permanece intacta y parece ser el lugar mas seco de la pensión. La cocina tampoco luce mal aspecto aunque la cubertería se ha convertido en un amasijo de oxido. Terminamos con las habitaciones. Los viejos colchones, algunos de paja y abarrotados de agua por las goteras se han convertido en un criadero idóneo para todo tipo de hongos. Llamadme loco pero me empieza a apetecer una pizza de champiñones :D
Terminamos la ronda fotográfica con algunas fotos de detalles y nos vamos. Afuera llueve y aun así el exterior parece mas seco y cómodo que cualquiera de las estancias de esta pensión.
Como despedida nos damos un paseo para hacer unas fotos de los exteriores y probar suerte en los demás edificios que como cabía esperar nos dejan con las ganas ya que permanecen bien cerrados.
Y eso es todo de momento, en los próximos días seguiremos subiendo reportajes de nuestras andanzas por el norte de España. ¡Saludos!
Que alegria da cuando uno encuentra sitios que te dan ganas de quedarte todo el dia haciendo fotos, que chulada y que bien no lo enseñas.
ResponderEliminarSaludos Kapelo
Una joya para nosotros que no esté bandalizado. buen repor.
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