Nos encontramos de nuevo en tierras extranjeras, siguiendo la ruta que nos marcan un montón de localizaciones de lugares abandonados, la mayoría de las veces inaccesibles o con un acceso poco viable. Pero en este caso es todo lo contrario. La gran estación de radio se encuentra en un paraje tranquilo alejado de cualquier mirada. Tan sencillo como aparcar nuestra furgoneta y entrar por cualquier agujero de la valla.
Encontramos gran cantidad de edificios en el recinto y sabemos de sobra que va a caer la noche antes de que podamos recorrer cada uno de estos, pero aun así nos lo tomamos con la calma acostumbrada y disfrutamos explorando cada rincón.
La piscina del complejo es lo primero que vemos al entrar. Apenas un edificio decadente adornado con los aros olímpicos, con un bar, unas duchas, algunas barbacoas y columpios repartidos por la zona y por supuesto la piscina cuyo agua nos deja claro que hace mas de veinte años que nadie se baña en ella.
Continuamos visitando un instituto donde presumiblemente los jóvenes reclutas recibían su formación tanto educativa como a nivel de manejo radiofónico para trabajar en la base.
De hecho encontramos una sala que contenía todos los aparatos que se usaban en las practicas. Aparatos hoy obsoletos con mas de cuatro décadas de antigüedad esparcidos por el suelo o repartidos por la mesas, algunos tan solo reconocibles por haberlos visto en viejas películas como es el oscilógrafo y otros mas cercanos pero no menos viejos como los disquetes de 5-1/4.
Maquinas de escribir, aparatos de medición de frecuencia, instrumentos para comprobar transistores y otros cuyo uso no conocíamos completaban el lote de trastos oxidados que poblaban esta sala y que francamente nos encantó curiosear.
Es resto del instituto aunque bastante grande no tenia mucho mas que un puñado de salas medio vacías con algunas mesas, sillas y pupitres. Aun quedaban varias pizarras colgadas y algunos aparatos repartidos por sus rincones. Añadir también que no encontramos pintadas ni destrozos significativos a parte de los propios del tiempo y del saqueo de los amigos de lo ajeno.
Dirigimos nuestros pasos ahora al restaurante - comedor que se encuentra en la parte mas central del complejo. La planta baja esta prácticamente vacía y tan solo quedaba la barra de bar y alguna nevera. El suelo estaba repleto de barro y no se necesita ser demasiado observador para darse cuenta que el lugar estaba poblado ocasionalmente por ganado y que eligen este lugar como su refugio.
La segunda planta contiene una enorme cocina de la que no queda nada útil y un gran comedor con grandes ventanas y terraza que vivió tiempos mejores.
Después de la sala de los aparatos radiofónicos del instituto sin duda la clínica medica fue el lugar que mas nos gustó. Totalmente decadente y desvalijada pero con prácticamente todo lo que hace interesante este tipo de lugares, como por ejemplo una antigua maquina de rayos X o una mesa llena de viales con sangre.
La camilla de ginecología o la sala de pediatría con una cuna de hierro llena de oxido son cosas que particularmente ponen un poco la piel de gallina pero que atraen la atención de nuestras cámaras sin duda alguna.
Ahora nos encaminamos al núcleo de la estación de radio, antaño la zona militar, franqueada por una doble valla y una garita con barrera como único acceso. Nosotros entramos por los diversos agujeros que tiene la alambrada. Cuando alcanzamos la plaza que hay frente al edificio principal hacemos antes una pequeña visita a un taller cercano.
Aquí tan solo quedan las taquillas y tal vez sea lo mas interesante del lugar. Taquillas como es costumbre llenas de fotos de chicas ligeras de ropa, solo que en este caso hablamos de chicas de los años sesenta, fotos en blanco y negro, otro tipo de ropa y otro canon de belleza que nos da para una pequeño debate y unas risas mientras que, esta vez si, cruzamos la plaza para visitar las instalaciones.
En el centro una fuente con una losa inscrita y los escudos de cada país. Al leerla Chenko reconoce el nombre de la linea de radio y nos desvela exactamente en que tipo de lugar nos encontramos, lo que allí se hacia, por que y para que. Evidentemente no podemos contar mucho mas para no dar pistas sobre la localización del lugar.
El edificio principal resulta un fiasco para mi gusto, nada que ver con las fotos de la época. Completamente vacío de cosas interesantes y las pocas que hay apiladas al fondo de la sala, por no mencionar que ya esta anocheciendo y que un servidor como siempre ha pasado de llevar su trípode. Así que con esta premisa atravieso el edificio y me dirijo a la torre del fondo, tan solo un deposito de agua y a su vez un puesto de vigilancia, ubicada en el campo donde antaño se encontraban, ocho de las grandes antenas del lugar.
Subir hasta allí y contemplar desde o alto todo el complejo hace que realmente valga la pena, pero nos queda una sensación de desasosiego por darnos cuenta de la cantidad de partes que nos van a quedar por explorar ya que para cuando bajamos de la torre no quedaba apenas luz, pero optamos por seguir adelante en nuestro viaje ya que aun nos quedan muchos sitios por visitar y muy poco tiempo para hacerlo.