Al final entre nuestros constantes cambios de planes y según íbamos añadiendo localizaciones la cámara de comercio quedo en un segundo plano, o la menos fue así hasta que Berrie nos explico que tal vez con un poco de suerte...
Fuimos a almorzar con toda tranquilidad a un kebab a escasos metros del lugar y después tentaríamos a la suerte.
Con un gesto tan simple como probar a empujar una a una las múltiples puertas del lugar encontramos una que no estaba cerrada, ademas la única suficientemente escondida para no ser vistos por las personas que recorren a diario las concurridas calles del centro de la ciudad. En conclusión entre semana había obreros trabajando y a veces sucedía que se les pasaba cerrar todos los accesos o al menos cerrarlos con candado. ¡Estamos dentro! En el corazón de la ciudad un sábado y a pleno día, y no nos ha visto nadie, tenemos este asombroso lugar para nosotros solos.
Lo primero que tienta nuestra visión es la enorme nave antaño llena de vida en este arcaico mercado de valores. Observando un poco se aprecia que cada una de sus numerosas columnas talladas tiene un estilo propio en cuando al motivo de su ornamento, no existe ninguna igual a otra, y si mal no recuerdo había un total de 94 columnas repartidas entre las dos plantas principales del edificio.
El techo era uno de los mayores puntos fuertes del lugar, tuve que recurrir al HDR para conseguir una imagen medio decente. La preciosa cúpula, los enormes ventanales, cubiertos a día de hoy de telarañas llenaban de luz la enorme plaza. Dando forma a la cúpula unos grandes arcos de metal remachado y adornados con plantas de diversos lugares del mundo, echas de metal, claro. Pero sin duda lo mejor es que en lo mas alto del techo se encontraban dibujados en lienzo sobre madera mas de doscientos escudos diferentes, los cuales no conozco muy bien su significado.
Un poco de historia rápida:
El edificio que recorremos es una reconstrucción que data de 1872 ya que el original construido en 1531 se incendio dos veces en los años 1583 y 1858. A pesar de esto y de las múltiples adaptaciones a la era contemporánea, como radiadores, teléfonos y luz eléctrica la cámara conserva intacto su estilo gótico de antaño. Al principio tan solo era una plaza cuadrada y su cúpula acristalada inspirada en el
Crystal Palace de Londres no se añadió hasta diez años después. Fue cerrada en 2003 por temas de mantenimiento y la elaboración de un inquietante informe sobre peligro de incendio.
Se esperaba que fuese restaurada y reconvertida en sala de exposiciones, salón de baile o incluso en un centro comercial mediante proyectos de inversores privados, aunque de momento no hay mucho movimiento.
Los despachos tampoco dejan de sorprendernos con frescos en las paredes y preciosas bóvedas de ladrillo, perecidas a las del piso de abajo, a las que no les faltaba detalle alguno.
Pasillos llenos de decadencia repletos de preciosas ventanas de madera con coloridos cristales ensamblados en plomo. Palcos, salas de reuniones, oficinas, todo lleno de ese encanto que no se ha perdido a pesar del tiempo y los siglos. Existe también una gran sala con donde todavía quedan algunas pizarras de la época y aun se aprecian algunos apuntes sobre exportaciones de diversos continentes. Esta comunica con un lujoso recibidor con paredes forradas en madera y motivos sobre industria y mercado esculpidos en piedra, como atestiguan algunas de las fotos que ha compartido con nosotros nuestro compañero y amigo Adolfo.
Describir con palabras las sensaciones de recorrer el edificio es complicado. Resulta abrumador encontrarte en medio de tantos años de historia, de tanto trabajo arquitectónico y sobre todo de poder disfrutar durante varias horas de la experiencia de encontrarte paseando entre sus columnas solamente acompañado por el eco de tus pasos.
La preciosa bóveda de ladrillos rojos, las antiguas oficinas y taquillas de madera y los mapas pintados en las paredes componían uno de los entornos mas increíbles que jamas he visto en ningún otro edificio abandonado por el hombre.
Fotografía: Adolfo Torres. |
Fotografía: Adolfo Torres |
Fotografía: Adolfo Torres |
Esta fue la ultima visita de nuestro viaje. Tras esto Berrie nos acompaña a tomar algo para celebrar el día antes de despedirse de nosotros.
Creo que difícilmente lo podríamos pedir mas aunque aun queda mucho por ver en Belgica nos damos por satisfechos. Mañana nos olvidaremos de incursiones, de trepar muros y arrastrarnos por agujeros y disfrutaremos nuestro ultimo día en el país visitando la preciosa ciudad de Brujas, un servidor aun debe invitarse a algo por su cumpleaños.
Hasta el próximo. Gracias a todos lo que lo hicieron posible.