La archiconocida torre de refrigeración del sur de Bélgica se esta convirtiendo en uno de los lugares abandonados clásicos de este país de visita casi obligatoria. Por nuestra parte no es la primera vez que tenemos la tentativa de colarnos en su interior...
Apenas son las ocho de la mañana y cuatro barbudos en un voskwagen polo alquilado atraviesan una zona industrial por una carretera que seguramente ha vivido tiempos mejores. A pesar de la niebla y de la lluvia de ese día se puede distinguir a lo lejos la imponente silueta de esta mole de hormigón de mas de veinte metros.
Los animos estan muy subidos y las expectativas tambien, ya que es nuestro primer destino en este viaje por tierras belgas.
Casualmente es treinta de mayo, mi cumpleaños, y casualmente también cumplo treinta. Lo que no es casual es que en un día como este me encuentre rodeado de buenos amigos llevando a cabo algunas de las aficiones que mas me gustan como son la exploración urbana y viajar, así que algo me dice que el día va a ser alucinante como poco.
Para acceder al interior nada mas sencillo que que dejar a mis compañeros con todo el equipo junto a un trozo de valla caído y aparcar el coche lejos para evitar sospechas de los pocos trabajadores y curiosos que merodean por la zona. Despues a pie, y entrando por detrás por unas escaleras en bastante buen estado entramos al interior de la torre.
Decir que el lugar es abrumador es quedarse corto. Resulta impresionante mirar hacia arriba y contemplar la lluvia caer mientras paseamos por alguna de las ocho pasarelas que conectan la plataforma central y donde encontramos un tremendo agujero por el cual es casi imposible asomarse sin ponerse en peligro.
En cuanto a fotografías el lugar no es para hacer muchas tomas ni buscar muchos detalles, aunque con un buen angular u ojo de pez y sabiendo posicionarse se puede conseguir una toma de la torre completa. Su mayor encanto como he dicho es encontrarse dentro e este gigante y disfrutar de la visita, del eco del interior de esta estructura o tratando de imaginar como funciona.
Entrar por la parte de abajo de la torre no fue posible ya que la lluvia había inundado toda esa zona, sin embargo si que pudimos aventurarnos unos metros entre la estructura de tablas podridas y tuberías que cruzaban por ahí.
Como tantos otros antes que nosotros no podemos evitar tambien hacernos una foto de grupo. En este caso puedo presumir de que a parte de foto tambien fue alli donde sople las velas de mi cumpleaños y este viaje apenas empieza...