sábado, 31 de marzo de 2012

Zeche Hugo

La mina de las jaulas
  La primera parada de nuestro viaje son las antiguas instalaciones abandonadas de la mina de carbón  Hugo.
Este complejo minero al oeste de Alemania es sin duda un lugar de peregrinaje para todos los aficionado al mundo urbex de la zona europea, los mas puestos en el tema coincidimos en que su mayor encanto es la nave de las jaulas.



   Pese a tener conocimiento que que el lugar tenia un vigilante conseguimos acceder al interior en dos grupos y sin demasiadas dificultades, esquivando en la medida de lo posible las miradas (a veces demasiado descaradas) de los vecinos de una zona residencial cercana. Cruzando una valla y saltando ayudados por nuestros compañeros por una ventana accedemos al interior. Una vez que los ojos se acostumbran a la oscuridad el edificio no parece ofrecer demasiado a los curiosos, ya que esta en gran parte vandalizado.



Como ya he dicho la mayor atracción del lugar es una sala que contiene miles de jaulas colgadas con cadenas del techo y sujetas al suelo gracias a varias hileras de postes con ganchos numerados y cerrados con candado.
¿Cual era la utilidad de todo esto? Taquillas.
Los trabajadores de la mina tenían cada uno asignado un numero de jaula, allí dejaban su ropa, calzado y demás enseres, después izaban la jaula y enganchaban la cadena con su candado correspondiente. Cabe decir también que cada jaula estaba provista de varias perchas, una cesta metálica y una parte para el calzado. Aunque también existían taquillas como las que conocemos hoy día.




Un dato curioso sobre este lugar es que en los años que estuvo en activo al no existir demasiadas políticas sobre control y seguridad en el trabajo las jaulas ayudaban a alertar la posible ausencia de un trabajador. Si cuando los trabajadores del ultimo turno se habían ido y quedaba alguna jaula colgada con los enseres de algún compañero, a menudo indicaba que este aun se encontraba dentro de la mina.





Recorriendo el resto del lugar descubrimos algunos talleres y almacenes, unas oficinas de las que quedaba ya poca cosa reconocible y la entrada principal de esa parte del complejo, tapiada a conciencia. La zona de los talleres era sin duda la que mas detalles ofrecía y donde aun nos podíamos hacer una idea de las actividades que allí se llevaban a cabo.




Debíamos movernos con cuidado ya que muy cerca existía otro edificio donde se podía ver gente trabajando, concretamente en su hora del bocadillo, para ello procuramos evitar pasar cerca de los ventanales.









Recuerdo que al salir de allí nos encontramos con el supuesto vigilante y sus perros, seguramente alertado por los vecinos, eso si, una vez fuera ya poca cosa podía decirnos, aunque se molesto en explicarnos lo peligroso que resultaba entrar allí y que si queríamos y con permiso podíamos ver una zona de la mina reconvertida creo en museo.
Con Zeche Hugo nos apuntamos la primera incursión con éxito de este viaje y nos ponemos en marcha para intentar visitar otro de los grandes de la zona alemana.

Hasta la próxima.

jueves, 29 de marzo de 2012

Ocho de ocho.

Alemania - Luxemburgo - Bélgica

Hablar del 8 de 8 es hablar de uno de los viajes mas afortunados y ambiciosos en los que MEU ha tenido el honor de participar nunca.
Afortunado en primer lugar por poder formar parte de todo este proyecto, aunque prácticamente por pura casualidad ya que nos acoplamos al plan casi a ultima hora, tras tener que cancelar una escapada por tierras catalanas a causa de no coincidir las fechas para los días libres de las personas que hacemos esta pagina, aunque por otra parte gracias a esto pudimos realizar este otro viaje aunque eso si, fueron menos días.


 Afortunado, repito por que pudimos llevar a cabo todas las visitas que nos habíamos propuesto sin demasiados problemas, cosa harto complicada cuando hablamos de exploración urbana por tierras extranjeras, donde si no vas bien informado del estado de cada lugar puedes llevarte un chasco.

 



  














Aunque no todo se lo debemos a la suerte, mas bien tiene que ver con el genial trabajo de planificación que llevaron a cabo amigos tales como Nalabcer, que elaboro de forma magnifica todo el tema de la ruta y de la información de cada lugar. Sevilla, que también aporto lo suyo y que para MEU es ya como de la familia. Adolfo Torres, un cotidiano de este tipo de viajes y con quien al fin he tenido la suerte de compartir esta afición. Ademas de otros compañeros como Gus y Iago, a los que no veía desde otra quedada en el extranjero hacia ya un año y por supuesto mi eterno compañero y amigo Chenko, que le costo cierto sacrificio laboralmente hablando, poder acompañarnos.




El resultado de todo esto se puede traducir en tres días de exploración, ocho abandonos visitados, algunos grandes clásicos que llevábamos tiempo queriendo visitar y otros menos conocidos pero igual de sorprendentes. Unos 1600 kilómetros recorridos a través de tres países distintos: Alemania, Luxemburgo y Bélgica.





 En esencia fue así, aunque la experiencia fue mucho mejor a pesar del poco tiempo que teníamos, la falta de sueño, nuestra dispar alimentación y el cansancio acumulado. En contraste, eso si, hubo muchas risas, buenos ratos, conversaciones y anécdotas, conocimos gente interesante por donde pasabamos tanto dentro como fuera del gremio urbex y también hubo tiempo para algo de turismo y algunas cervezas de por medio en la mejor compañía.
Por todo esto, por tenernos siempre en cuenta, por echar una mano siempre con los idiomas (servidor es un zoquete), la logística y la "ingeniería social" quiero dedicar los siguientes reportajes sobre este viaje a todos los que me acompañaron.
Un abrazo y gracias a todos por este ocho de ocho.