Un paseo por Teruel II.
Parece casi mentira que exista un edificio tan enorme en un paisaje natural como este, la impresión es indescriptible. Damos un paseo por los alrededores, bajo la atenta mirada de una anciana bastante inquietante y aunque casi no hay luz hacemos las primeras fotos y estudiamos un poco el terreno para volver al día siguiente con todo el equipo.
Hablando con la gente del pueblo no conseguimos sacarles nada nuevo que ya no sepamos sobre este abandono o que hayamos leído en los blogs de compañeros del gremio. Para no repetirme simplemente hablare un poco de mis impresiones sobre el lugar.
Así que nos ponemos en marcha y entramos con todo cuidado de no ser vistos al recinto y accedemos finalmente por un agujero en el hormigón que se debió hacer para el desmantelamiento de la central.
Una vez dentro es imposible no sentirse abrumado por por los enormes espacios que allí encontramos, la nave principal tiene mas de 30 metros de altura por 76 de largo. Acostumbrados los ojos a la penumbra del lugar nos ponemos a tomar fotos de todo cuanto vemos. Aunque la central de Aliaga esta desmantelada casi en su totalidad y conserva pocos detalles de la maquinaria que un día albergo, si tiene un poderoso encanto que nos empuja a explorarla, darse un paseo y pararse a contemplar cada elemento de esta que se ha convertido en uno de mis abandonos favoritos.
Todavía quedan en pie las chimeneas y parte de las calderas y el sistema de refrigeración. El sótano esta completamente inundado, cosa que se puede observar a través de los innumerables agujeros que hay por el suelo y que hay que tener vigilados en todo momento y por los cueles se pueden ver incluso peces. El agua llega desde el embalse de la central, que antaño se usaba para enfriar las maquinas.
Sin duda las salas de recuperación de calor fueron lo que mas disfrute fotografiando. Y es que llama muchísimo la atención el contraste de luces y sombras que ofrecen los azulejos de color azul verdoso que cubren las paredes y el hormigón ennegrecido por años de actividad.
En las entre plantas se ubicaban los generadores y los puestos de control donde se llevaban a cabo los informes del rendimiento de las maquinas y la producción de vatios. También por estas habitaciones se podía acceder a las partes mas altas del lugar, aunque las escaleras estaban casi en ruinas.
A parte de la central, en el recinto había talleres, oficinas, almacenes y otras salas que no pudimos explorar por falta de tiempo. Por mi parte estoy deseando volver cámara en mano y con mas tiempo a visitar de nuevo esta joya industrial de los años 50.
martes, 11 de enero de 2011
domingo, 2 de enero de 2011
Ojos Negros
Un paseo por Teruel.
Contadas son las veces que los de Maquinas y Escombros encontramos un hueco en nuestras aburridas vidas laborales para juntarnos y hacer un pequeño viaje. Aunque las veces son pocas y el dinero no nos sobra, cuando coincidimos intentamos aprovechar de la mejor manera posible para visitar abandonos que quedan lejos de nuestra zona.
En esta ocasión escogimos Teruel y la central térmica de Aliaga como punto de referencia, ya que pienso que como aficionados a los abandonos este lugar es de visita obligatoria para todos nosotros.
Partimos temprano desde Madrid con dirección A-2 y puesto que tenemos todo el día nos dirigimos primero a otro lugar conocido de Teruel: Las minas de Ojos Negros, de las que me habían hablado los compañeros de CELA Adolfo y Yass.
A través de un camino accedemos al barrio obrero que se encuentra en un precioso enclave natural, aunque muy agreste. Pese al frió y al viento que casi cortaba nos ponemos manos a la obra y vamos explorando e intentando catalogar que clase de edificios estamos viendo y cual era su uso antes de ser abandonados. Entre las viviendas de los trabajadores, talleres y demás nos llama mucho la atención un enorme almacén situado en el centro del lugar.
Resulto ser un taller y unas cocheras para el mantenimiento de las locomotoras que antaño no paraban de recorrer la linea ferroviaria transportando hiero hasta Sagunto. Aunque la linea fue desmantelada en 1998, aun se puede distinguir su trazado transcurriendo entre los edificios del barrio.
Seguimos nuestro paseo entre ruinas y encontramos una piscina, con lo que conseguimos explicar que el edificio de enfrente eran los vestuarios, ya que esta construido de forma simétrica y con igual distribución en cuanto a baños y salas, es decir un vestuario para hombre y otro para mujeres.
También encontramos los restos del cine - casino muy cerca, que contaba con barra de bar y un amplio salón. Este es uno de los edificios que aun se conservan en pie, ya que también existieron una tienda de alimentaron y una iglesia de las cuales a penas se distingue nada entre las ruinas.
En cuanto a las oficinas del edificio de la gerencia no nos fue posible entrar ya que había gente dentro.
Como ya he dicho el lugar esta muy maltratado y es que tiene ya mas de un siglo de existencia. Si os interesa aquí os dejo un enlace con la historia completa, datos curiosos y fotos de la época, creo que merece la pena echarle un ojo.
Sin mas dejamos este curioso lugar y nos dirigimos sin prisa hacia el plato fuerte del viaje: la central térmica de Aliaga.
Llegamos al lugar, un pueblo pequeño entre montañas y buscamos nuestro alojamiento para descansar, comer algo y tomar un café. De nuevo en marcha recorremos los dos kilómetros que hay desde el pueblo a la central, sin dejar de mirar el GPS ansiosos por empezar la visita. Por fin tras la ultima curva del camino aparece la gigantesca mole de hormigón. - La madre que me parió, dice alguno...
Contadas son las veces que los de Maquinas y Escombros encontramos un hueco en nuestras aburridas vidas laborales para juntarnos y hacer un pequeño viaje. Aunque las veces son pocas y el dinero no nos sobra, cuando coincidimos intentamos aprovechar de la mejor manera posible para visitar abandonos que quedan lejos de nuestra zona.
En esta ocasión escogimos Teruel y la central térmica de Aliaga como punto de referencia, ya que pienso que como aficionados a los abandonos este lugar es de visita obligatoria para todos nosotros.
Partimos temprano desde Madrid con dirección A-2 y puesto que tenemos todo el día nos dirigimos primero a otro lugar conocido de Teruel: Las minas de Ojos Negros, de las que me habían hablado los compañeros de CELA Adolfo y Yass.
A través de un camino accedemos al barrio obrero que se encuentra en un precioso enclave natural, aunque muy agreste. Pese al frió y al viento que casi cortaba nos ponemos manos a la obra y vamos explorando e intentando catalogar que clase de edificios estamos viendo y cual era su uso antes de ser abandonados. Entre las viviendas de los trabajadores, talleres y demás nos llama mucho la atención un enorme almacén situado en el centro del lugar.
Resulto ser un taller y unas cocheras para el mantenimiento de las locomotoras que antaño no paraban de recorrer la linea ferroviaria transportando hiero hasta Sagunto. Aunque la linea fue desmantelada en 1998, aun se puede distinguir su trazado transcurriendo entre los edificios del barrio.
Seguimos nuestro paseo entre ruinas y encontramos una piscina, con lo que conseguimos explicar que el edificio de enfrente eran los vestuarios, ya que esta construido de forma simétrica y con igual distribución en cuanto a baños y salas, es decir un vestuario para hombre y otro para mujeres.
También encontramos los restos del cine - casino muy cerca, que contaba con barra de bar y un amplio salón. Este es uno de los edificios que aun se conservan en pie, ya que también existieron una tienda de alimentaron y una iglesia de las cuales a penas se distingue nada entre las ruinas.
En cuanto a las oficinas del edificio de la gerencia no nos fue posible entrar ya que había gente dentro.
Como ya he dicho el lugar esta muy maltratado y es que tiene ya mas de un siglo de existencia. Si os interesa aquí os dejo un enlace con la historia completa, datos curiosos y fotos de la época, creo que merece la pena echarle un ojo.
Sin mas dejamos este curioso lugar y nos dirigimos sin prisa hacia el plato fuerte del viaje: la central térmica de Aliaga.
Llegamos al lugar, un pueblo pequeño entre montañas y buscamos nuestro alojamiento para descansar, comer algo y tomar un café. De nuevo en marcha recorremos los dos kilómetros que hay desde el pueblo a la central, sin dejar de mirar el GPS ansiosos por empezar la visita. Por fin tras la ultima curva del camino aparece la gigantesca mole de hormigón. - La madre que me parió, dice alguno...
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