El instituto abandonado.

   Seguimos nuestras andanzas por tierras valencianas tras una noche de descanso durmiendo del tirón. Añadir que debido al Gran premio de moto GP de Cheste costo sudor y sangre encontrar alojamiento por la zona (que se lo pregunten a Nao) y que aunque al final lo conseguimos, Stewie y Pepita-lain tuvieron que pasar la noche en otro lugar y casi se quedan en la calle. Un día nos reiremos de esta anécdota.



Después de un rato de carretera bastante tranquilo y de parar para desayunar (yo desayune por segunda vez) llegamos a la localidad en cuestión y aparcamos frente al instituto, en un parking de camiones bastante amplio, mientras preparamos el equipo nos damos cuenta que una de las puertas estaba abierta de par en par y que no iba a costar nada en meterse dentro, por otra parte no dejaba de pasar gente así que por grupos fuimos entrando al lugar cuidando de no ser vistos.

 Se trataba de un instituto de ESO, Bachillerato y formación profesional de grado medio y superior. Por lo que he leído en artículos de prensa de la localidad y otras fuentes, el instituto comenzó a funcionar hacia 1980 y se cerro en 2009 quedando abandonado posteriormente. Parece ser que la falta de espacio en el centro llevo a que se trasladara a los estudiantes a otro centro de la localidad, mas nuevo y espacioso. A pesar de eso no se pretendía dejar el instituto a su suerte y se presento un proyecto para su modernización y ampliación. Pero dos de las empresas que comenzaron las reformas, si es que las llegaron a empezar presentaron suspensión de pagos y bueno el resto os lo imaginais. También he leído mucha puya política sobre el tema que no viene a cuento que ponga aquí.

Una vez dentro del lugar la impresión que causa es pena. Pena por lo desolado que esta, por los destrozos y sobre todo por que ha sido saqueado sin piedad. Era imposible andar sin hacer ruido ya que siempre íbamos pisando cristales, trozos de madera y sobre todo papeles de todo tipo. Esta desolación es lo que reflejan las fotos que he puesto.

 Como podéis ver el centro contaba con sala de conferencias, gimnasio y aulas especiales para los talleres de formación profesional de tipo electromecánica de vehículos, montaje y mantenimiento de lineas de frío y calor, Electricidad y electrónica.
Para mayor pesar yo había estudiado la mayoría de estas asignaturas en un instituto casi idéntico a este en cuanto a diseño y módulos de FP. Así que con esta premisa sabia mas o menos lo que podía encontrarme o mas bien lo que no iba a encontrarme.

Aulas enteras destrozadas, mesas quemadas, paredes reventadas y un saqueo total de material por todo el edificio. En las parte trasera, donde se encontraban los talleres, el panorama era incluso peor, no quedaba nada en su sitio, ni una sola estantería de pie, nada, ni siquiera en los cajones ni en las mesas de herramientas. Aunque lo que me dolió de verdad fue cuando Abandonalia me aviso para que echara un vistazo a algo que había visto. Allí me encontré un con torno casi destrozado. Un autentico torno ochentero made in Bilbao, un modelo que conocía muy bien por que había trabajado con uno igual. Habían desguazado las piezas fáciles de desmontar y las partes móviles seguramente para venderlo como chatarra. A mi aunque os parezca estúpido me dolió bastante.

En el aula de automoción encontramos un par de simuladores que se usan para practicas y que imitan los parámetros de comportamiento de un coche y que imagino que servirían para practicar o para examinar a los alumnos.

En busca de algún detalle echamos un vistazo a cada aula, pero el resultado fue siempre el mismo. Puntos como el aula de dibujo o el laboratorio que podían ofrecer alguna buena idea de foto sugerente, no eran mas que habitaciones llenas de basura. También cruzando el patio encontramos un pequeño laboratorio de revelado fotográfico, por supuesto destrozado aunque algunos instrumentos eran salvables, pero allí se quedaron. Y como aficionado a las maquinas lo del torno me dolió, pero como aficionado a la fotografía analógica me daban ganas de darle un bofetón a la gente que hiciera aquello.

El aula de música ofrecía un aspecto mas que dramático con todas esas hueveras de cartón colgando de la pared, la mayoría quemadas. Cerca de este aula, otra parecida que resulto ser la única que aun conservaba la pizarra, por supuesto llena de garabatos estúpidos.